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Princesas, sapos y Amanitas

2 comments
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  • Guadalajara
Jan 30 2017

¿Recuerdan ustedes el cuento de la princesa que besaba a una rana con el mirífico efecto de que el batracio se convirtiera en un apuesto príncipe? Si ustedes leen el original de los hermanos Grimm verán que, lejos de besar al anfibio, la malvada princesa lo estampa contra la pared. En realidad, el beso que todos tenemos en mente es una edulcorada manipulación hecha por Walt Disney para no espantar a la tierna y fiel infantería que le llenaba los bolsillos. Aclaradas las cosas, la versión disneyana me viene que ni pintada para lo que les quería contar.

Sabido es que hay multitud de anuros (ranas y sapos) que han desarrollado varias estrategias de defensa frente a sus depredadores. Una de ellas consiste en poseer glándulas secretoras de veneno en la piel.. Los indígenas mesoamericanos lo saben muy bien y durante siglos han usado el veneno tóxico para untar las puntas de sus flechas con las intenciones que ustedes pueden suponer.

Pero no hay que viajar tan lejos. La piel del sapo común (Bufo bufo), muy frecuente en nuestros campos, contiene entre otros venenos un fuerte alcaloide alucinógeno, la bufotenina, que podría haber hecho flipar a la princesa hasta el punto no ya de besarlo pudorosamente, como se inventó don Walt, sino de haber pasado a mayores.

Gracias al farmacólogo alemán H. Handovsky, que lo aisló por primera vez en 1920 dejando tras de sí centenares de sapos despellejados, hoy sabemos que ese alcaloide tiene una estructura química muy similar a la serotonina humana, un neurotransmisor conocido como la hormona del bienestar. Desde entonces, la bufotenina se ha encontrado en diversos animales, plantas e incluso hongos. De hecho, nuestro cuerpo puede contener pequeñísimas cantidades que son producto de la dimetilación natural de nuestra propia serotonina.

La bufotenina se encuentra en mayor concentración en algunos árboles de Sudamérica como Anadenanthera colubrina, una leguminosa a la que los nativos dan diferentes usos, entre otros los de moler, una vez tostadas, sus negras semillas para obtener un polvo, el “sagrado yopo” rico en bufotenina con el que alcanzan en un viaje mágico cargado de potentes alucinaciones visuales geométricas de varias horas de duración, que bien podemos imaginar los que sufrimos en los 70 a Valerio Lazarov.

La bufotenina se ha encontrado también muy cerca de usted lector que, aunque no haya tenido acceso visual a los siempre esquivos sapos, seguro que conoce unas setas muy comunes en los bosques de Guadalajara, las amanitas. En una de ellas, la simpática y moteada Amanita muscaria, la bufotenina es especialmente abundante. Para nuestra fortuna, los indígenas celtibéricos no hemos desarrollado una desagradable costumbre que es muy querida en algunas etnias del extremo oriental de Siberia.

Amanita muscaria

La bufotenina y otros componentes del potente arsenal alucinógeno de Amanita muscaria aumentan su acción cuando pasan por los riñones y son filtrados y concentrados en la orina. Varios pueblos indígenas del Krai de la península de Kamchatka, Rusia, consideran a esta seta como sagrada y la consumen en sus ceremonias. El problema es que en los años en que escasea, el material recolectado para lograr el trance da solamente para unos pocos. ¿Adivinan para quiénes? Claro que sí, hombre: para los chamanes y otros miembros de la “casta” que eso sí, orinan en vasijas que luego son bebidas por el pueblo llano, que queda muy agradecido por la munificencia de sus líderes.

Tengan en cuenta los lectores más curiosos o las lectoras que románticamente busquen su príncipe azul en un batracio, que intentar experiencias alucinógenas por el burdo método de chupar sapos o mascar amanitas puede terminar en una grave intoxicación, ya que en ambos casos los principios psicotrópicamente activos se presentan mezclados con decenas de otros compuestos muy tóxicos que, sin más trámites, pueden enviarlos de viaje al Valle de Josafat.

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CienciaEtnobotánica
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  1. Lucy 

    Interesante articulo Ud es una eminencia,sus fotos y sus escritos me abrieron mis ojos,estoy maravillada.

    13 febrero, 2017 at 12:34 pm Responder
    • luismonje.com 

      Gracias Lucy. El espacio es muy limitado. Si le interesa el tema contacte conmigo

      2 marzo, 2017 at 8:58 am Responder

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