Atardecer en las antípodas






Darwin, una ciudad costera situada al norte del gigantesco Outback australiano, la parte interior más desolada e inhóspita del país, no es precisamente el lugar más divertido del mundo, así que hace dos años, tras fotografiar a placer su jardín botánico, me entretuve vagando por sus andurriales a ver que se ponía a tiro. Encontré una cosa: tedio. En Darwin todo aburrimiento encuentra cómodo asiento. Así las cosas, me metí en un bar que estaba generosamente lleno –no diré que inesperadamente- de tipos duros, borrachos y con aspecto peligroso, todos con tatuajes, el pelo largo y barbas como el relleno […]