Botánica II: El árbol más grande del mundo



Ante el General Sherman. El árbol más grande del mundo
En 2004, durante una expedición botánica que estudiaba las dunas de la costa del Pacífico norteamericano, tuve la ocasión de visitar en Sierra Nevada, el Sequoia National Park en el que se encuentra el organismo con mayor biomasa del mundo y posiblemente también el más voluminoso. Digo posiblemente porque recientes estudios otorgan este récord a una especie de hongo del género Armillaria que ocupa en los bosques húmedos de Oregón una superficie equivalente a 965 hectáreas; aunque es imposible saber el volumen exacto del micelio subterráneo del hongo, el hecho de que cuando Armillaria produce las típicas setas y se analiza el ADN de las miles de ellas repartidas en esa enorme superficie, todas presenten el mismo genotipo es una prueba indudable de que se trata de un mismo individuo.

El árbol más grande del mundo
Volviendo a nuestro árbol, se trata de un ejemplar de sequoia de sierra o Sequoiadendron giganteum conocido como el General Sherman, en honor al general William Tecumseh Sherman, uno de los más destacados generales unionistas en la Guerra Civil estadounidense, al que los cinéfilos deberán tener muy en cuenta porque Sherman arrasó Atlanta, se llevó por delante la elegante mansión sureña de Tara, hogar de Scarlett O’Hara, y con ello dio pie a “Lo que el viento se llevó”.
El ejemplar en cuestión (pulse aquí para visualizarlo en 3D y ver su ubicación) mide 83,8 metros de altura y el perímetro de su base tiene la friolera de 35 metros. Su volumen es de 1.487 metros cúbicos, su peso se estima en más de 2.000 toneladas y su edad ronda los 3200 años. Téngase en cuenta que la ballena azul, el animal conocido más grande que jamás haya poblado la Tierra, mide unos 30 metros de longitud y puede pesar “tan solo” 180 toneladas de peso. Y de longevidad ni hablemos; recientemente hemos sabido que el vertebrado más longevo sobre la faz de la Tierra, el tiburón de Groenlandia, ronda los 300 años.
Pasear por estos bosques rodeado de gigantes rojos es algo inolvidable. Sus primeras ramas no aparecen hasta pasados los 40 metros de altura y entre ellas se pierden sus copas, que apenas se adivinan desde abajo. Su corteza rojiza y fibrosa, que es resistente al fuego, tiene un espesor de más de medio metro, así que muchos ejemplares de estos bosques aparecen marcados por las cicatrices de incendios posiblemente más antiguos que la historia de la humanidad.
Curiosamente sus piñas son muy pequeñas (unos 4-5 cm) y por error la gente se lleva de recuerdo las grandes piñas (30-40 cm) de los enormes pinos de Oregón que crecen entre ellas pensando que son de sequoias. Una vez más, cuando se trata de organismos, el tamaño no es lo que importa.
En la costa, a unos 200 kilómetros al oeste de este gigante, se encuentran los árboles más altos del mundo, de los que hablaremos la próxima semana.
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